En los negocios hay una frase muy conocida, dicha por Peter Drucker:
“No se puede mejorar aquello que no se puede medir”.
La idea principal detrás de este concepto es que para llegar a un lugar hay que saber dónde estamos.
Y, por supuesto, hay que medir qué tanto nuestras acciones nos están acercando a nuestro destino.
El desafío es que rara vez las personas nos tomamos el tiempo de hacerlo.
En nuestra carrera profesional impacta en nuestro desempeño y, en los negocios, en la utilidad y en el nivel de crecimiento.
Hasta ahí, ya es suficientemente retador, pero vale la pena preguntarnos:
¿En qué otras áreas de nuestra vida nos sucede?
Hoy quiero hablarte de una que creo que es vital: nuestra salud.
Disclaimer: no soy médico, este email no es sustituto de consejo médico profesional.
Podría ser evidente, pero permíteme compartirte algunas razones válidas para cuidar nuestra salud:
- Vivir más tiempo puede ser muy emocionante y gratificante, sobre todo con una buena salud emocional – lo que no significa que no tendremos desafíos en el camino.
- Podrás compartir más tiempo con las personas que amas, incluyendo las próximas generaciones como hijos(as), nietos(as) y bisnietos(as).
- Te permite tener una mejor calidad de vida, con mayor bienestar físico, menos dolor, más energía y mayor grado de autonomía.
- Tendrás más tiempo para lograr tus objetivos, tanto personales como familiares, profesionales, económicos y empresariales. Incluyendo el impacto que deseas generar en el mundo.
- Menores costos de atención médica futura, menor probabilidad de enfermedades complejas y, por ende, mayor estabilidad emocional y económica.
Ahora que hemos reconectado con la importancia de nuestra salud, apliquemos el concepto inicial y respondamos las siguientes preguntas:
- “¿Qué estoy haciendo actualmente para medir mi nivel de salud?”
- “¿Qué acciones estoy realizando para mejorarla?”
- “¿Con qué frecuencia estoy midiendo el impacto y ajustando el plan?”
Entendería si la respuesta en este momento es “no mucho” o, incluso “nada”.
Y es que con frecuencia la vida nos presenta diversas situaciones que requieren nuestra atención completa.
Aunque suene extraño, la verdad es que no siempre hay tiempo para atender todo lo que es importante (como lo converso en mi podcast, aquí)
Dicho eso, creo que es necesario definir en qué fecha podremos empezar dedicar recursos (tiempo y dinero) a nuestra salud.
De pronto, hasta que llegue ese momento, puedes realizar “pequeñas” acciones positivas que puedan mitigar las negativas.
En mi caso, recuerdo que durante dos años no tuve los recursos para darle la atención que realmente quería:
Hacerme análisis, comer saludable, hacer ejercicio, dormir ocho horas.
Por esa razón, lo que hice fue caminar dos o tres veces por semana. Sabiendo que luego podría mejorar mi “sistema”.
Ahora, ¿qué hacer si ya cuentas con los recursos – o puedes conseguirlos – para cuidar tu salud?
Obtener visibilidad.
Obtener visibilidad quiere decir determinar, con el mayor detalle posible, tu situación actual.
En mi experiencia, lograr visibilidad es el primer paso para cambiar – en cualquier área de nuestra vida.
No siempre es fácil, principalmente por dos razones:
- La información no suele estar a la mano y se requiere procesos adicionales para acceder a ella.
- Conocer la realidad puede ser emocionalmente complejo, aceptarla aún más.
Es precisamente por esas dos razones, que es importante hacer lo necesario para tener visibilidad.
En la salud, ¿cuáles crees que son las mejores formas para conseguirla?
¿Cuál de estas opciones elegirías?
- A: Ir pro activamente a una consulta para tener una opinión médica.
- B: Ir al chequeo preventivo recomendado por el seguro.
- C: Hacer un análisis completo de sangre y medir el progreso.
La respuesta evidente es todas las anteriores.
El desafío es que la mayoría de nosotros no hacemos ninguna de ellas.
Esperamos que algo nos duela o que los síntomas sean visibles para poder ir a una consulta.
No vamos a nuestros controles. No nos hacemos el chequeo preventivo, incluso si tenemos un seguro médico que lo cubre.
Cuándo hacemos un análisis de sangre lo hacemos solo para un biomarcador (ejemplo “triglicéridos”) y, lamentablemente, no le hacemos seguimiento.
Tomando estos puntos como referencia, ya podemos obtener algunas recomendaciones básicas:
- Ve a consulta médica de forma regular
- Realízate el chequeo preventivo cada año
- Vuelve a tomarte los análisis para medir el progreso
Sin embargo, si te gustaría ir más allá de lo básico, me gustaría compartir contigo las siguientes ideas.
El mayor (y tal vez único) interesado(a) en tu salud eres tú
Esto puede sonar pesimista cuando lo escuchamos por primera vez, pero cuando lo comprendemos es liberador.
El sistema de salud, en palabras de Peter Diamandis es, en realidad, el sistema de enfermedades.
La razón es simple: está diseñado para atender enfermedades, no para proveerte de salud.
Lo podemos verificar cuando vemos que una persona que va a la clínica o al hospital es porque se encuentra mal de salud.
Rara vez vemos a alguien yendo porque se siente bien y quiere sentirse mejor.
En ese sentido, es importante que reconozcas que si tú no tomas el control de tu salud en tus manos, probablemente nadie más lo hará.
Tener la mayor información posible sobre tu salud es clave
Si deseas saber tu peso, ¿qué harías? Probablemente, te subirías a una balanza, ¿verdad?
Sabes que preguntarle a un nutricionista que te diga cuánto pesas en base a la observación sería poco efectivo.
Lo mismo ocurre con nuestra salud.
Podemos tener un primer alcance con una opinión, pero qué mejor que analizar cómo te encuentras realmente.
Así como una radiografía te permite ver los huesos detrás de la piel, el análisis de sangre hace visible algunos de tus principales indicadores de salud.
¿Cuáles hacerte?
Puedo decirte los más comunes como por ejemplos Triglicéridos, Colesterol total, TSH Ultrasensible, Glucemia o puedo invitarte a investigar más al respecto (que es lo mejor a largo plazo).
Lo más importante de todo es que tú puedas tomar un papel más protagónico en la gestión de tu propia salud.
Hoy en día existen diversas opciones para esto. Desde dispositivos que te permite medirte la glucosa por ti mismo(a), hasta análisis completos de más de cuarenta biomarcadores.
Empieza a mirar la salud de forma integral
Uno de los desafíos de la medicina, en palabras del Dr. Gabor Mate, es que no considera el aspecto emocional y su impacto en la salud.
Existen diversos estudios que demuestran la relación que existe entre cómo nos sentimos y nuestro nivel de salud o longevidad.
Creo que nosotros mismos hemos podido experimentarlo en algún momento de nuestras vidas: algo nos estresa y se tensa nuestro cuello.
Ese es un ejemplo de somatización que podemos observar, ¿pero qué más está ocurriendo internamente? No siempre podemos verlo.
Lo importante es poder reconocer que cuidar nuestra salud incluye aspectos médicos, pero también emocionales.
Aspectos como expresar lo que sentimos, conectar con nuestro propósito, relacionarnos adecuadamente, son claves en la vida.
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Por lo pronto, espero que puedas empezar aplicar – aunque sea parcialmente – estos conceptos
Tu yo del futuro te lo agradecerá.