Tu mente siempre está buscando respuestas.
Respuestas de por qué no puedes hacerlo, más conocidas como excusas.
O respuestas de cómo puedes hacerlo, más conocidas como soluciones.
Mi consejo el día de hoy es el siguiente: acostumbra a tu mente a buscar el segundo tipo de respuestas.
¿Cómo?
Cómo encontrar la solución a problemas difíciles
Cuando sea que estés en una situación difícil, identifica rápidamente cuando tu mente te empiece a mostrar las razones por las cuales:
- No fue tu culpa.
- Los demás debieron haber hecho algo distinto.
- Está bien dejarlo tal y como está.
Y empieza, conscientemente – y a través de preguntas específicas – a pensar en:
- Qué sí salió bien.
- Cómo quieres que sea de ahora en adelante.
- Qué puedes hacer en este momento para conseguirlo.
Las preguntas que puedes utilizar en estas situaciones son:
- ¿Qué hice bien? ¿qué salió bien?
- ¿Qué puedo aprender de esta situación?
- ¿Cuáles son dos cosas que puedo hacer ahora para asegurarme la próxima vez salga mejor?
Prueba este concepto en la próxima situación difícil de tu vida.
Verás cómo el grado de ansiedad y frustración es reemplazado (casi) inmediatamente por una sensación de calma.
Sensación a través de la cual puedes ver la situación de mejor manera y, lo más importante, hacer algo para – paso a paso – cambiarla.