Nelson Portugal

Cómo ser realmente libres

No eres dueño de nadie.

No eres más que nadie. No eres mejor que nadie.

No tienes más que nadie.

Y no, nadie es dueño de ti.

Nadie es más que tú. Nadie es mejor que tú.

Nadie tiene más que tú.

La razón por la que lo que te digo es cierto es porque las variables que utilizas para medir tu progreso, tu apariencia física, tu nivel de logro, de aceptación y de satisfacción son relativas y no absolutas.

Es por esa razón que jamás en la historia de la humanidad podrás comparar a una persona con otra.

Simplemente… n-o es posible.

Te mintieron cuando te dijeron que se podía, nos mintieron.

Ahora es momento de que conozcas la verdad.

Cómo ser realmente libres

Nunca nadie podrá ser mejor que tú, tampoco tu podrás ser mejor que alguien.

Tú no eres más ni menos que el taxista que te lleva a tu trabajo.

Tampoco eres más ni menos que la persona que cocina, limpia y/o plancha para ti.

No eres más ni menos que tus colaboradores, que tus clientes, que tus proveedores, que tus jefes.

Tu jefe, tu profesor, la persona que admiras tampoco es más ni menos que tú.

Tu eres igual – exactamente igual – que absolutamente todos los que te rodean.

Igual en tus propias diferencias.

Mientras más rápido comprendas este concepto (y decidas vivir bajo él), más rápido podrás disfrutar plenamente de la vida, de tu vida.

Mientras yo escribo estas líneas trato intensamente de comprenderlas y asimilaras también.

Y ese que es solo en ése momento en el que nos damos cuenta que podemos dejar de correr porque, la verdad, nadie nos está persiguiendo.

Es en ése momento donde somos libres, donde tú eres libre – totalmente libre de ser, hacer, crear, compartir y disfrutar de lo que realmente quieres en la vida.

Eres libre al fin.

Libre de la presión de los deberías que la sociedad ha construido deliberadamente para ti, que lo único que generan es una falsa sensación de progreso – si las persigues – y un intenso sentimiento de culpa – si no lo haces.

Libre del estrés, ansiedad y frustración que proviene de la necesidad de validarte con quien tienes al frente, de validar tu conocimiento, tu valor con persona, tu valor como mujer, como hombre.

Libre de la urgencia de probarle al mundo que vales, que eres suficiente, que mereces amor, que sabes, que importas.

Libre de cuestionar la forma en que se dan las cosas actualmente, la manera en que se comunica el mundo, la forma en que vive el mundo, para darle paso a una nueva – y mejor – manera de vivir.

Libre para perseguir el camino que mejor satisface tu propio estilo de vida, tu propio camino, tu propio deseo, tu propia búsqueda.

Libre para reconocer que no eres dueño de nadie, libre para dejar libre a quienes te rodean y libre para permitirte recibir – y dar – lo mejor de quienes te rodean en todo momento.

Sin juzgar, sin criticar, sin necesidad de aceptación, sin urgencia de validación.

Libres, totalmente libres.

Como tú y como yo.