Nelson Portugal

Cómo tomar una decisión real

Aquí va una simple – pero efectiva – recomendación para tu planificación estratégica de este año:

Utiliza el dolor a tu favor.

Te lo digo porque en estas fechas la mayoría de personas piensan acerca de sus deseos, se trazan metas y planifican el logro de sus objetivos.

Lamentablemente lo hacen de una forma equivocada.

Verás, no hay nada más emocionante que pensar en lo que nos gustaría lograr este año.

…la motivación acerca de tenerlo, las palabras de felicitaciones de nuestro entorno por quererlo y el entusiasmo de saber que finalmente lo conseguiremos.

Parecería que ya es una realidad, ya lo tenemos, lo hemos decidido, ya es un hecho y sonreímos de felicidad.

Solo hay un problema con ello, un gran problema.

Cómo tomar una decisión real

Aún no hemos hecho el trabajo necesario para conseguirlo y ya hemos perdido la razón por la cual queríamos lograr un cambio en primer lugar: aliviar el dolor.

El dolor que sentíamos al ver nuestras deudas crecer, nuestro peso aumentar, nuestras relaciones deteriorase y nuestro futuro profesional estancarse.

Ese mismo dolor que inicialmente nos hizo querer cambiar, que nos forzaría a continuar pese a las dificultades y que no nos dejaría rendirnos frente a ellas ya no está.

Ha sido remplazado por la falsa sensación de progreso que proviene de mentirnos a nosotros mismos estableciendo metas insensatas que sabemos que no cumpliremos, pero excusamos (año tras año) con la vaga idea de «soñar en grande».

Yo digo:

Miremos a nuestro alrededor, seamos brutalmente honestos con nosotros mismos acerca de lo que nos gusta y lo que no, sintamos el dolor de aquello que nos frustra, aceptemos que lo queremos cambiar y decidamos qué es lo que haremos, específicamente, para hacer el cambio una realidad.

Dirigiendo la recomendación hacia ti – que me lees – te digo:

No lo hagas público, no se lo cuentes al mundo, no sonrías (todavía), lo que se viene no será fácil.

Lo que se viene requiere esfuerzo, trabajo, dedicación, coraje y sacrificio; nada de eso se siente bien.

Mejor siente el dolor de tu situación actual, la frustración de no haberla cambiado antes y la incomodidad por la que tendrás que pasar para cambiarlo.

Siente el peso de todas estas emociones, una sobre otra, y ahí – en ese momento – toma una decisión sobre lo que vas a hacer hoy para conseguir lo que quieres en la vida, una decisión basada en el dolor tal vez, pero una decisión calmada, real y honesta.

Una decisión que solo tú sabes, con la cual solo tú te comprometes y por la cual solo tú eres responsable de mantener.

No gritos emocionantes en grupo, no felicitaciones por solo soñar, no promesas falsas personales, solo tú y tu dolor intenso por cambiar aquello que ya no estás dispuesto a tolerar, un dolor alimentado por tu deseo insaciable por mejorar.

Un dolor que te pondrá en movimiento, que te empujará realmente a la acción que, recién una vez en circulación, podrás reconocer, apreciar y disfrutar.

Así – utilizando el dolor a tu favor – es cómo puedes hacer de este año un año diferente, un año de decisiones, de cambios y de mejoras, un año inevitablemente extraordinario.