A lo largo de la historia una práctica humana ha sido constante: la exploración.
Hemos explorado desde los lugares más cercanos hasta los más lejanos de la tierra.
Principalmente, con el objetivo de sobrevivir.
Hoy en día la búsqueda continua, pero ya no se trata de sobre vivencia sino de crecimiento.
Explora el futuro con entusiasmo
En esta nueva etapa, en la que por primera vez en la historia de la humanidad satisfacer nuestras necesidades físicas no es la principal razón de movimiento, nos toca explotar el espacio más cercano y a la vez más lejano a nosotros.
Un espacio que jamás habíamos tenido la magnífica posibilidad de detenernos a explorar, conocer, apreciar, entender:
Nosotros mismos.
Este espacio, aún desconocido para muchos de nosotros, representa para algunos un constante cuestionamiento.
«¿Para qué estoy aquí?»
«¿Por qué soy así?»
«¿Cuándo haré lo que realmente quiero con mi vida?»
Para otros representa una emocionante exploración:
«¿Qué legado quiero dejar en el – y para el – mundo al partir de él?
«¿En qué soy bueno(a), qué disfruto hacer y cómo lo puedo utilizar para mejorar?»
«¿Qué puedo aprender de mi pasado y qué me emociona acerca de mi futuro?»
…
Yo no tengo las respuestas a estas preguntas, pero sí sé lo siguiente con certeza:
La manera en que decidamos explorar los próximos años de nuestra vida determinará la calidad con la que los vivamos y el impacto que dejemos después de ellos.
~
Elijamos el entusiasmo, amigo(a) mío(a).
Nuestro viaje – el resto de nuestra vida – lo vale.