Nelson Portugal

Haz de tu vida una historia que valga la pena contar

«Vivo para crear historias» – me respondió Rachelle, una amiga de Países Bajos quien había venido a Colombia para completar su tesis, y, al igual que yo, a conocer y experimentar su cultura.

Estábamos en un bar de Bogotá y yo le acababa de preguntar qué era aquello que le motivaba en la vida.

«Me motiva crear historias que luego puedo contar. Por ejemplo, gracias a lo que hice ayer hoy puedo contarte a ti esta historia (…)» – continuó.

Puse mi vaso en la mesa y me detuve a escuchar la historia que con tanta alegría y pasión me empezó a contar.

Cuando terminó su historia me di cuenta que la vida, la tuya y la mía, es un conjunto de historias que valen la pena contar.

Lo que diferencia una experiencia de una historia por contar

Pero con esa realización vino también una pregunta que hoy quiero resolver contigo el día de hoy:

¿Qué hace que una historia sea digna de ser contada?

Es decir, ¿qué hace que una simple experiencia se convierta en una historia por contar?

Si logramos responder esta pregunta y encontramos la forma de crear, constantemente, historias por contar

…entonces, de alguna forma, podremos crear también una vida que valga la pena vivir.

En búsqueda de esta respuesta ella y yo compartimos nuestras mejores historias por mas de cuatro horas.

Conforme escuchaba sus historias y yo compartía las mías me iba dando cuenta de lo que todas estas historias tenían en común:

Todas requerían que el actor principal de la historia hiciera algo que no solía hacer.

El espectador vive una experiencia, el héroe crea una historia

Me di cuenta que la diferencia entre una simple experiencia y una historia por contar era que

…en la primera, el personaje principal es un espectador de aquello que lo rodea.

Ve, siente, experimenta, pero no hace, no crea, no arriesga.

…en la segunda, en cambio, el personaje principal toma participación activa de su propia experiencia.

Ve, siente, experimenta, pero también hace, actúa, se arriesga.

En otras palabras, se convierte en el héroe de su propia historia.

…de éxito o de fracaso, no importa.

No importaba si el héroe fracasa o tiene éxito, el intentarlo convierte una experiencia en una historia digna de contar.

«Piensa en esto» – le dije a mi amiga.

«Una historia de fracaso es tan interesante como una historia de éxito pero una historia sin acción, no es historia» – continué.

Ahora piensa tú en esto:

En otras palabras…

Si dado el momento en el que debemos tomar acción decidimos no actuar por temor a fracasar, jamás crearemos historias que valgan la pena contar. – Compartelo en Facebook

Viviríamos únicamente bajo las sombras del «debí haberlo intentado» y del «casi» lo hago.

Y, por ende, no podremos crear una vida que valga la pena vivir porque, si te das cuenta:

Nadie le cuenta a sus amigos en un bar la vez que «casi» pone un negocio, la noche que «casi» saca a bailar a la chica que le gusta, el día que «casi» empieza dieta o la reunión en la que «casi» pide un aumento.

Lo importante es atraverse a crear una historia

Las historias que se cuentan son aquellas en las que tú:

Sí, todas ellas son historias de fracaso pero ¿sabes qué?

Son historias que valen la pena contar porque requirieron todo de ti porque aunque no era fácil ni seguro intentarlo tú diste un paso adelante y decidiste convertiste en el héroe de tu propia historia.

…tomaste acción y fracasaste, sí, pero al menos tienes una historia que contar y una lección que enseñar.

Y, déjame decirte que tener una historia de fracaso siempre será mejor que no tener historia alguna.

¿La razón?

Simple.

Para poder crear historias de éxito debemos estar dispuestos a vivir historias de fracaso.

Historias que nos inspiren, que nos eduquen, que nos muestren que vale la pena intentarlo una vez más.

El mundo necesita que hagas esto

Y es que el mundo necesita personas que cuando se reúnan un sábado por la noche, con vino en la mesa y una copa en mano, tengan historias que valgan la pena contar.

Historias de fracaso, historias de éxito, no importa.

Quienes te escuchen podrán aprender de cualquiera de ellas.

De lo único de lo cual no podrán aprender es de algo que jamás se dio, de una historia que no existió.

Y es que al final de nuestras vidas, mi querido(a) amigo(a), quienes nos rodean querrán conocer la historia de nuestra vida y, para ese momento, más vale que tengamos historias por contar.

La buena noticia es que hoy, mientras lees estas líneas, tienes grandes oportunidades para crear abundantes historias que valgan la pena contar.

No temas equivocarte o fallar. Recuerda que si lo intentas y fracasas al menos tendrás una historia que contar y una lección que enseñar.

Mejor teme a no tomar acción, teme a no intentarlo, teme a no arriesgarte, teme a quedarte sin historias por contar.

Y, sobretodo, utiliza este temor para intentar conseguir todo aquello que quieres conseguir.

Toma acción, inténtalo, arriésgate.

De cualquier forma, al hacerlo, ya estarás convirtiéndote en el héroe principal de tu historia e inspirando a los demás a que también lo sean.

Y eso es justamente lo que hace que la vida valga la pena vivir.

Ahora escribe esto en los comentarios

Si esto tiene sentido esto es lo que quiero que hagas a continuación:

  1. Escribe aquí en los comentarios una historia de tu vida (ya sea de éxito o de fracaso) en la que debiste hacer algo que no solías hacer
  2. Escribe aquí en los comentarios una acción que aún no realizas por temor a fracasar y cuéntame qué harás esta semana para convertirla en una historia que valga la pena contar