Quiero hablarte sobre la trampa de la productividad.
La trampa de la productividad es creer que si tan solo termináramos una tarea más, entonces finalmente estaríamos satisfechos con nuestro progreso.
La trampa de la productividad
Conoce el ciclo de la trampa de la productividad:
- Culpa: lo que ocurre es que cuando terminamos el día pensamos en las cosas que no hicimos, en las cosas que no logramos o en las cosas que salieron mal, y entonces experimentamos culpa por no haber avanzado tanto como nos hubiera gustado.
- Ansiedad: esto provoca insatisfacción al final del día. Al despertar al día siguiente, sentimos más ansiedad. Pensamos que hay muchas más cosas por hacer que el día anterior.
- Agobio: esto genera confusión, lo que nos lleva a no saber por dónde empezar. Esto se da principalmente porque experimentamos una sensación de falta de tiempo, lo cual nos agobia.
- Baja confianza: evidentemente, cuando no sabemos por dónde empezar, entonces nos abruma y cuando nos abruma nuestro sentido de confianza personal baja.
- Procrastinación: y con una confianza baja, lo más probable es que procrastinamos y esa procrastinación alimenta el ciclo. De pronto nos encontramos cuestionando nuestras decisiones, resultados, habilidades e incluso a nosotros mismos.
Por esa razón es importante evitar caer en la trampa de la productividad o al menos ser consciente cuando hemos caído en ellas.
¿Cómo evitar caer en la trampa de la productividad?
Para poder salir de ahí, debemos darnos cuenta todos los días de nuestra vida. Sin importar cuánto nos esforcemos, habrá cosas que sí logramos y cosas que no pudimos terminar.
La pregunta es, ¿en cuál de estas áreas nos vamos a enfocar?
Es importante que cuando finalice el día pensemos en nuestras victorias, nuestro progreso, en aquellas cosas que sí logramos hacer.
Para eso podemos hacernos preguntas sencillas, como por ejemplo:
- ¿Cuáles son mis victorias del día de hoy?
- ¿Qué es algo que sí logré?
A partir de estas preguntas puedes crear un nuevo círculo virtuoso:
- Satisfacción: cuando te haces estas preguntas empiezas a sentir un grado de satisfacción y esta satisfacción te permite tener un mejor descanso.
- Calma: al día siguiente sabes que tienes una nueva oportunidad para seguir progresando y, sobre todo, sabes que tienes el tiempo suficiente para hacerlas. Eso te da calma.
- Claridad: esa calma hace que reduzca la ansiedad y que aumente la claridad. Claridad sobre tus objetivos y sobre qué hacer para lograrlos.
- Confianza: cuando sientes claridad y calma, le das paso a la confianza. La confianza reduce la probabilidad de que procrastines.
- Acción: por ende, tomas acción. Ejecutas lo que tienes en mente, aun si no funciona exactamente como esperas. Sabes que conforme lo sigas intentando, irás obteniendo el resultado.
De esta manera convertimos la culpa en satisfacción, convertimos la ansiedad en entusiasmo y la procrastinación en acción.
Pasamos de lo que denomino el Círculo Estancamiento al Círculo de Crecimiento.
El equilibrio entre metas y satisfacción presente
Y todo empieza reconociendo tus victorias diarias en los momentos que estamos más abrumados o más frustrados.
Es tentador creer que la realidad no funciona así, sino que, en verdad, hay cosas que no hemos podido terminar. Hay cosas que no hemos podido lograr y que, por ende, no podemos sentirnos bien con nosotros mismos.
Que si tan solo tuviéramos un poco más de tiempo y finalmente lográramos aquello que nos hemos propuesto, entonces finalmente estaríamos avanzando al ritmo que nos gustaría.
Pero la verdad es que ese pensamiento es precisamente el reflejo de que hemos caído en la trampa de la productividad, pues hacer más no nos dará la sensación de productividad.
Lo único que nos va a hacer sentir productivos es reconocer los logros que ya hemos conseguido. Por supuesto, a lo largo de tu vida vas a lograr más cosas y eso te va a permitir crecer.
Sin embargo, preguntémonos:
- ¿Cuántas cosas en nuestras vidas nos hemos propuesto y ya hemos logrado?
- ¿Cuántas cosas en nuestra vida quisimos algún día tener y ya las tenemos?
- ¿Cuántos anhelos y objetivos nos hemos planteado en el pasado que hoy día son parte de nuestra realidad?
Y, pese a eso, hay momentos en los que nos seguimos abrumando, estresando o creyendo que no es suficiente.
Por una parte, eso es positivo, porque nos permite definir nuevas metas de crecimiento.
Sin embargo, si creemos que el día en que la logremos recién entonces encontraremos satisfacción, es muy probable que cuando lo logremos nos demos cuenta de que no fue así.
De ahí que es vital que tengamos metas, que nos entusiasmen lograr, pero que también estemos satisfechos sobre nuestros logros.
Y que, por supuesto, reconozcamos las cosas que van bien en nuestra vida en este momento.
Ese es el equilibrio ideal para vivir, creciendo y a la vez, disfrutar del camino.