Nelson Portugal

La verdad detrás del perfeccionismo

La mayoría de personas viven estancandas en el perfeccionismo, en la necesidad de ser perfectos.

Pasan semanas, meses años hasta la vida entera esperando que las cosas sean perfectas para empezar un proyecto o para terminarlo.

Por esa razón viven postergando el inicio de aquello que les apasiona y la entrega de su esfuerzo.

Esto se da, si lo analizamos, en diferentes momentos de nuestra vida.

La verdad detrás del perfeccionismo

Se da en reuniones de trabajo en la que evadimos dar nuestra opinión por miedo a ser criticado así como en emprendimientos personales en los que postergamos nuestro proyecto personal porque «aún no estamos listos».

Hacemos esto creyendo que existirá el momento perfecto para empezar a poner en práctica lo aprendido o, peor aún, que solo completar el 100% es signifitvo por lo que no tiene sentido hacer algo que solo nos dará un 1% de avance.

Piensa por ejemplo en las personas que no salen a caminar quince minutos porque están esperando a que inicie el siguiente mes para matricularse al gimnasio y hacer (supuestamente) dos horas de ejercicio al día.

Piensa también en las personas que comen en exceso diariamente esperando el siguiente lunes a empezar la (supuesta) dieta perfecta a través de la cuál finalmente empezarán a comer saludablemente.

En esencia, piensa en aquellas personas que viven postergando el inicio de aquello que realmente quieren esperando que «las cosas se den», que «llegue fin de mes», «que salgan de vacaciones», «que tengan su casa propia» o «el puesto que desean».

Las consecuencias de esta manera de ver el mundo son profundamente negativas, pues limitan nuestro crecimiento.

Frente a ello, es importante conocer aquello que nos liberará de la necesidad de ser perfectos.

El verdadero objetivo de la vida misma: el progreso.

No estamos aquí para ser pefectos, estamos aquí para progresar.

Estamos aquí para ser el día de hoy un poco mejor que ayer, aún cuando ese «poco» sea un 0.01%.

Una vez que entendemos este concepto, escapamos automáticamente de la trampa del perfeccionismo y entramos en el ciclo virtuoso del progreso, pues paradójicamente la barrera más grande el progreso es la necesidad de ser perfectos.

Haz de este concepto tu forma de vivir y día a día pregúntante:

¿Qué puedo hacer el día de hoy para progresar, aunque sea solo en 0.01%?

¿Cuál es una acción que puedo hacer en este instante para ser (aunque sea un poco) mejor que ayer?

Serán las acciones provenientes de las respuestas a estas preguntas las que te guiarán por el camino correcto: el progreso.

El progreso constante, tu progreso – querido(a) amigo(a).