Piensa en probabilidades.
Es común que una persona haga algo “negativo”, tenga un resultado positivo y crea que siempre va a ser así. Alguien, por ejemplo, se toma dos cervezas en una reunión, regresa manejando y no pasa “nada”.
Entonces cree que estuvo bien.
Es decir, su análisis de la situación se basa, principalmente, en el resultado que obtuvo. En lugar de identificar las probabilidades que habían de obtener dicho resultado.
En este ejemplo las probabilidades de un resultado negativo son mayores a las probabilidades de un resultado positivo.
Esto quiere decir que, de seguir realizando esa conducta, se hace cada vez más probable que ocurra algo no deseado.
¿Podría pasarse uno la vida teniendo una conducta negativa y seguir obteniendo un resultado positivo?
Claro que sí, de eso se tratan las probabilidades.
De entender que no tenemos certeza sobre lo que ocurre. Pero, sí hay acciones que influyen en las probabilidades ese resultado.
La pregunta es:
¿Por qué, siendo ya la vida riesgosa por sí misma, tomar acciones que hagan más probable un desenlace negativo?
Esto, por cierto, ocurre en cada ámbito de nuestra vida.
Si, por ejemplo, cruzas la pista por cualquier lugar que no sea el cruce peatonal, estás corriendo más riesgo.
Un riesgo que, en este caso, es innecesario.
Si cada vez que tomas una bebida le echas dos cucharadas de azúcar, entonces estás elevando la probabilidad de enfermarte.
Si engañas a tu pareja, la probabilidad de perder a tu familia es bastante alta. Incluso si ahora mismo “nadie” lo descubre o pareciera que “no pasa nada”.
Creo que se entiende el punto: si deseas crecer, es importante que pienses, y actúes, en base a probabilidades.
Nuevamente, nada es certero en la vida.
Pero, si te gustaría poner las probabilidades a tu favor, entonces empieza observar más de cerca tu conducta.
Ya lo decía Stephen Covey años atrás:
Somos libres de elegir nuestras acciones, pero no somos libres de elegir las consecuencias de esas acciones.
Yo lo resumiría así: no podemos escapar de las consecuencias de nuestros actos.
O, para ser más exactos, es muy poco probable que podamos escapar de nuestros actos.
Por esa razón, debemos ser conscientes de nuestras acciones. Sobre todo, te sugiero que cuides “la primera vez”.
Cuida tu conducta en aquella situación en la que te encuentras por primera vez, en especial si crees que será “la única vez”.
Y es que como actúas en esa situación es probable que sea como seguirás actuando en el futuro.
Es tentador decir “no, no, es que es sólo esta vez”. La verdad es que así será “cada vez”.
Salvo que hagas un cambio consciente, actuarás de esa manera cada vez que te encuentres en una situación similar.
Por eso siempre piensa en base a probabilidades. Y, de ser posible, ponlas a tu favor.