Cómo mantenerte enfocado en lo importante
Hola, soy Nelson.
(Te estoy viendo, no te desenfoques)
Escucha este breve audio de bienvenida, luego lee hasta llegar al video.
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Ahora bien, existe una marcada diferencia entre:
- aquellas personas que logran mantenerse enfocadas en lo que realmente importa por un tiempo prolongado
- y quienes tienden a dispersarse con facilidad, perdiéndose entre las urgencias y las distracciones del día a día.
Es sabido que la diferencia está en la constancia.
Sin embargo muy pocas personas saben en qué se requiere dicha constancia.
La mayoría cree que se debe ser constante en todo lo que hace, es decir realizar la misma tarea de forma programada.
Esta creencia genera frustración en quienes tienen el talento de innovar, generar nuevas ideas y tomar acción rápida – como la mayoría de empresarios – pues no logran formar hábitos que les ayuden a ser más disciplinados.
La verdad es que, aunque es de gran valor poder ser disciplinados en el día a día, lo que realmente marca la diferencia es mantenerse constante en algo fundamental:
Aquello que es importante.
Sí, mantenerse firme en aquello que es importante para nosotros.
Y, ¿qué es lo realmente importante? El objetivo que deseamos lograr.
De hecho, la diferencia entre aquellas personas que logran lo que se proponen y quienes no lo hacen, está en su capacidad para mantener firmes en el deseo de cumplir un mismo objetivo a lo largo de un año.
Míralo de esta manera, existen seis niveles de planificación.
Herramienta #1: Enfoque estratégico
Tú puedes cambiar el momento en que realizas una acción, puedes modificar también el tipo de actividad que ejecutarás e incluso puedes alterar el plan.
Todo ello no solo es válido sino, necesario para alcanzar un objetivo deseado.
Lo que no puede cambiar, no al menos de forma diaria, mensual, semana o trimestral, es el objetivo que quieres conseguir, la estrategia que has elegido ni la visión.
¿Por qué?
Porque el momento en que cambias tu estrategia, haces irrelevante el plan y todo aquello que viene después.
¿Te ha pasado, por ejemplo, que te entusiasmas una vez por un proyecto – le pones entuiasmo, dedicación y esfuerzo durante una semana; todo va acorde al plan pero, de pronto, te desanimas y empiezas algo nuevo?
¿Te encontraste con la sorpresa que todo el esfuerzo anterior no será de aporte para este nuevo camino que has elegido y que, lamentablemente, debes volver a empezar – una vez más?
Si trabajas con un equipo, entonces seguramente te habrás topado con la decisión de dejar de lado un proyecto en el que ya se estaba avanzando porque surgió una nueva prioridad.
Imagina cuántas horas de reunión, de coordinación, de planificación y ejecución, tanto tuyas como de tu equipo, se pierden a causa de un cambio como este.
Ahora súmale a esa inversión que no vio retorno, la insatisfacción de tener muchas buenas ideas pero no ver las más importantes, aquellas que realmente quieres, convertidas una realidad.
¿A qué se debe esto?
A la falta de constancia, sí.
Pero no a la falta de constancia que la mayoría de personas cree que se requiere para conseguir buenos resultados – la de ejecutar una misma tarea de forma programada.
La causa real está en la falta de disciplina para mantenerse enfocado en un mismo objetivo a lo largo de un año o hasta que lo logres.
La preguntas que surge a partir de este concepto son las siguientes:
¿Sabes lo que es importante para ti?, ¿cuál es tu objetivo? y, sobre todo, ¿lo mantendrás constante durante un mínimo de doce meses?
A continuación puedes descargar el PDF en el que detallo los seis niveles de planificación y te muestro específicamente cómo puedes definir con claridad tu enfoque para lo que resta del año.
Descarga el PDF y desarrollar la herramienta haciendo click aquí.
Un abrazo,
Nelson