Nelson Portugal

Una mirada más real sobre la inteligencia emocional

Uno de los conceptos equivocados sobre el objetivo de la inteligencia emocional es cree que la meta es evitar que las situaciones que nos afectaron vuelvan a suceder.

Si, por ejemplo:

¿Suena bastante evidente, verdad?

El objetivo de la inteligencia emocional

El problema es que esa expectativa se aleja de la realidad. Pues es muy probable que lo que ocurrió en el pasado vuelva a suceder en el futuro.

De hecho, siendo más específicos: lo que sucedió la semana pasada muy probablemente ocurrirá durante esta semana.

Esto quiere decir que, en base a los ejemplos anteriores:

Son múltiples razones por las que, por más que nos gustaría, aquello que no queremos que suceda, ocurrirá.

¿Por qué la meta no es evitar que vuelva a suceder de forma inmediata?

Una de ellas es porque, para empezar, no controlamos todo lo que nos rodea. Otra razón es porque las personas actuamos en base a hábitos; los cuales toman tiempo cambiar.

Y, evidentemente, aún cuando logramos cambiar nuestros hábitos, siempre habrá un riesgo de «recaer» o, simplemente, olvidarlos temporalmente.

En ese sentido, si nuestra expectativa es que las cosas que nos afectan no vuelvan a ocurrir, probablemente nos decepcionaremos una y otra vez.

No solo eso, la expectativa no cubierta hará que, con el tiempo, perdamos el control de nuestras emociones y reaccionemos de forma impulsiva.

Lo cual, a su vez, elevará la probabilidad de que las cosas que no nos gusten sigan ocurriendo.

Por esa razón, cuando hablo sobre inteligencia emocional, menciono que el objetivo no es que aquello que nos desequilibró desparezca.

La meta es responder de manera diferente la próxima vez que aparezca.

Esto quiere decir que:

En pocas palabras, al reconocer que es probable que aquello que nos frustra vuelva a suceder podremos enfocar nuestra atención en lo que realmente podemos controlar: la forma en que respondemos cuando ocurre.

«¿Entonces siempre tendré que lidiar con aquello que me frustra?» – podrías preguntarte.

Qué podemos esperar

La respuesta, en mi opinión, tiene dos perspectivas.

  1. Por un lado, en la medida en que respondamos de forma asertiva ante aquello que nos desequilibra podemos tomar las decisiones, hacer las comunicaciones y realizar los cambios necesarios para que poco-a-poco deje de suceder o, al menos, suceda menos seguido.
  2. Por otro lado, si bien, con el tiempo – y una correcta gestión emocional – podremos reducir algunas situaciones no deseadas; conforme crezcamos aparecerán nuevas de ellas en la vida. Es decir que, si bien los desafíos cambiarán, siempre existirán.

De ahí que, lejos de esperar que no sucedan. Lo más importante es que podamos fortalecer nuestro equilibrio emocional para poder manejarlas de mejor forma cuando sucedan.

Lo interesante es que cuando una situación difícil ya no nos desequilibra, la necesidad de que no vuelva a ocurrir se reemplaza por la confianza de que podremos salir victorioso de ella.

De eso se trata realmente el equilibrio emocional.