Las peripecias del cambio

Las peripecias del cambio
     

Cuando estaba en la universidad rara vez llegaba a clase con cuaderno y lapicero.

Era el tipo de persona que, aunque prestaba completa atención al profesor, nunca tomaba apuntes.

«¿Para qué escribes tanto?» – le preguntaba a la chica que se sentaba a mi lado.

«Para poder estudiar luego» – me decía aún cuando ella y yo sabíamos que jamás abriría ese cuaderno fuera del salón de clase.

Pero aunque yo no llevara mi cuaderno a clase lo que jamás podía faltar en mi escritorio era el periódico del día.

Recuerdo que al menos una vez a la semana durante los siete años que estuve en la universidad (sí, tardé dos años más de lo «normal», pero esa es otros historia) alguien se acercaba y me preguntaba:

«¿En qué clase dejaron leer ese periódico?»

Las peripecias del cambio

Yo, a mis 18 años, aunque nadie lo creí, leía el periódico todos los días simplemente porque me gustaba hacerlo.

No era un diario sofisticado ni mucho menos. Costaba apenas $0.20 centavos de dólar, pero me mantenía informado sobre cultura general y además era de fácil lectura.

Sin embargo, a mis 19 años ya había cambiado de diario a uno que publicaba artículos netamente económicos y que solo ejecutivos(as), gerentes o empresarios del país leían.

Se me hizo algo complicado al inicio porque habían muchos conceptos que no lograba entender, pero decidí comprarlo todos los días.

Para mis 20 años, cambié aquel periódico nacional por grandes publicaciones como The New York Times y The Huffington Post.

Para ese entonces ya sabia inglés, pero leer todo en ese idioma aún representaba un reto para mí.

Aún así, decidí suscribirme a un paquete mensual con el que diariamente me llegaban ambos periódicos a las seis de la mañana.

No recuerdo la fecha exacta, pero debía tener 22 años cuando ya era fiel lector de revistas y publicaciones especializadas como Forbes, Times y The Hardvard Business Review.

Y como todo cambio en la vida, esta transición traía sus dificultades.

Esta vez el problema no era leerlas o entenderlas si quiera. El problema era que cada una de estas revistas costaba entre $12 y $18 dólares.

Aún así durante algunos años más seguía comprándolas todos los meses.

curso pagado

Al día de hoy este tipo de publicaciones quedaron remplazadas por cursos más sofisticados y seminarios, conferencias y programas especializados que se acercan a los $2000 dólares americanos.

Dos verdades poco conocidas sobre «el cambio»

Pero, la pregunta es…

¿Por qué te cuento todo esto?

Porque quiero que conozcas las peripecias del cambio.

Peripecias que tú y yo debemos aprender a manejar cuando buscamos cambiar algún aspecto de nuestra vida.

1) El cambio es necesario incluso cuando las cosas van bien

El cambio, a diferencia de lo que muchos creen, es necesario incluso cuando las cosas están funcionando bien.

De hecho, es cuando las cosas van bien cuando más necesitamos cambiar, pues es la única forma de progresar.

Erróneamente las personas suelen esperar que algo vaya mal o no esté funcionando para cambiarlo.

Lamentablemente, cuando esperan llegar a este punto la mayoría de las veces ya es demasiado tarde para cambiar.

Por eso son quienes están dispuestos a cambiar aún cuando no lo necesitan, quienes logran progresar realmente en sus vidas.

Piensa en esto:

Yo pude haberme quedado hasta el día de hoy leyendo aquel diario de $0.20 centavos de dólar que hablaba sobre cultura general.

No estaba mal.

De hecho, estaba mucho mejor que el 99% de mis amigos(as) que solo leían lo que el profesor les dejaba como tarea.

Pero, ¿dónde estaría entonces?

La verdad es que no sé dónde estaría pero de algo estoy seguro: no estaría aquí escribiéndote estas líneas.

Porque…

Cambiar – aún cuando todo va bien- es la única manera de progresar. – RTuitéalo

Cambiar algo, entonces, no quiere decir que ese «algo» esté equivocado o malogrado sino que quieres un «algo» mejor.

Pero para poder cambiar necesitarás de la segunda lección que quiero dejarte el día de hoy.

2) Debemos estar dispuestos a superar los retos que el cambio trae consigo

El cambio trae consigo nuevos retos y, por ende, requieren de nuevas habilidades para implementarse exitosamente.

Si volvemos a mi pequeña historia podemos ver que conforme yo iba cambiando de diario y de publicaciones, necesitaba de nuevas habilidades para poder leerlos y entenderlos.

Al inicio con solo leer bastaba, pero luego ya debía aprender ciertos términos económicos, luego debí saber palabras claves en ingles, después debía comprender modelos de negocio que no había visto antes.

De cierto modo, cada cambio – por más pequeño que sea – requiere esfuerzo al realizarse y más aún para poder adaptarlo a nuestra vida diaria.

Pero, ¿sabes qué?

Vale la pena.

De hecho, es la única forma de cambiar.

La única forma de cambiar es estar dispuestos a sentirnos incómodos al inicio hasta que seamos capaces de disfrutarlo. – RTuitéalo

Imagina, por ejemplo, si me hubiera detenido simplemente porque no entendía ciertas palabras, porque no entendía muy bien el idioma o porque no conocía los modelos de negocio que leí…

¿Hubiera podido crecer como profesional? No. ¿Hubiera podido crecer como persona? No.

Y eso es lo que nos suele parece porque alguien nos hizo creer que «el cambio es malo» y que solo debemos cambiar cuando hay algo que va mal.

Y porque, por el contrario, nadie nos enseñó a mantenernos firmes antes las nuevas exigencias que trae consigo el cambio.

Tu nueva forma de ver el cambio

La verdad es que el cambio es necesario para progresar y que todo momento es un buen momento para hacer un cambio positivo porque, aunque no sea tan obvio para la mayoría, eso se llama progreso.

Yo quiero que tu progreses en tu vida personal y en tu vida profesional y sé que para eso debes adoptar una nueva forma de ver el cambio.

  • Quiero que abraces el cambio como un hermano lejano que ha venido para quedarse en tu vida, recordarte que es posible – y necesario – mejorar.
  • Quiero que reconozcas que cambiar, cuando se hace hacia la dirección correcta – hacia adelante, es sinónimo de progreso.
  • Quiero que aceptes el cambio como una evolución natural de aquello con lo que hoy te sientes satisfecho(a) y no como una escapatoria de lo que «ya no aguantas» en tu vida.
  • Quiero que estés dispuesto(a) a subir la colina del cambio, a pasar por espacios rocosos, pendientes peligrosas y temperaturas extremas para poder disfrutar de su vista más hermosa.

Hacer esto será la única forma de conectar lo que quieres con lo que tienes y quien quieres ser con quién eres.

En otras palabras, cambiar es el único camino para conseguir lo que hoy no tienes y lograr ser quien hoy aún no eres.

¿Tiene sentido verdad?

Si no cambias todo se mantiene igual, tanto lo que hoy va bien en tu vida como lo que va mal.

Yo no quiero eso para ti.

Quiero que lo que vaya mal en tu vida, vaya bien y que lo que va bien en tu vida vaya mucho mejor. Y para eso tú y yo debemos estar dispuestos a cambiar.

Pero, como siempre, los cambios traen consigo nuevos retos que dificultan su adaptación.

Por ello, en este artículo te muestro las tres barreras que debemos superar cuando queremos hacer un cambio en nuestras vidas, por más simple o complejo que sea.

Por ahora puedes escribirme un correo a contacto@nelsonportugal.com con tu respuesta a la siguiente pregunta:

  • ¿Qué es algo que has querido cambiar en tu vida (ya sea en tu físico, en tus relaciones, en tu forma de ser, etc) y no has podido?

Yo leo personalmente cada uno de los emails que recibo.


Nelson Portugal

Nelson Portugal es Consultor en desarrollo personal, fundador del Centro de Crecimiento Integral y autor del libro El Círculo de Crecimiento. Se ha especializado en el diseño de programas formativos dirigidos a jefes y gerentes. Ha sido profesor universitario de la carrera de psicología. Actualmente asesora a empresarios a crecer sus negocios a la vez que disfrutan más de la vida.
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