Cómo escapar del ciclo de la culpa
Te conozco.
Sé que piensas que deberías:
…despertar más temprano, ir al gimnasio, comer más sano, hacer yoga, meditar, estudiar ingles, terminar tu tesis, llevar una maestría, ser más disciplinado, dormir a tus horas, terminar lo que comienzas…
Sé también que cuando no lo haces te sientes culpable.
«¿Por qué siempre soy así?», «¿por qué no puedo cambiar?»
Cómo escapar del ciclo de la culpa
…son algunas de las preguntas con las que te haces daño y alimentas día tras día el ciclo vicioso de la culpa:
1. No haces algo que crees que deberías hacer.
2. Te sientes culpable por no haberlo hecho.
3. Prometes hacerlo la próxima vez, pero no lo haces.
4. Te enojas contigo mismo por no haberlo hecho una vez más.
5. Culpable y enojado te lamentas sobre lo difícil que es cambiar.
…
¿No es este ciclo en el que solemos vivir?
Yo solía hacerlo cada día.
Me sentía mal por trabajar de madrugada, por despertar «tarde», por comer «demasiado», por no ir al gimnasio, por no correr la maratón.
Sentimiento que me sumergía entre la sensación de culpa, crítica y angustia, lo que me inundaba – cada vez más – en un profundo lago de lástima:
Lástima por mi mismo, por quién era y por aquello que no podía hacer.
Pff, qué pésima estrategia para cambiar.
Aún lo hago, no te voy a mentir.
Pero con menos frecuencia, para serte sincero: con mucha menos frecuencia.
Y pude llegar hasta aquí producto del simple – y sin embargo, profundo – entendimiento de un concepto fundamental.
Concepto que compartiré contigo en las próximas líneas.
Te lo diré para que puedas salir de aquel lago de lástima en el cual solemos ahogarnos y puedas – finalmente – generar el cambio que quieres ver en tu vida.
¿Estás listo(a)?
El concepto es el siguiente:
Para poder cambiar tu futuro, debes – primero – hacer las pases con tu pasado.
¿La razón?
Cuando juzgas tu pasado, el latido de tu corazón se acelera, la sensación de culpa aumenta y la ansiedad te imposibilita cambiar.
Te gustaría cambiar, pero sientes que no puedes, que no lo mereces siquiera.
Y es que la culpa rápidamente se ha convertido en enojo y lejos de poder influir en tu propia conducta – de cambiar – te lamentas y no logras cambiar, mejorar.
¿Te ha pasado?
Cuando haces las paces con tu pasado, en cambio, ves las cosas con mayor claridad y conforme lo haces una grata sensación de calma empieza a recorrer tu cuerpo.
Esta calma te permite entender la razón real de tu accionar – o la falta de él – y te da, finalmente, la oportunidad de poder decidir, en uso de tu absoluta libertad qué es lo que realmente deseas hacer (o dejar de hacer) en tu vida.
…en lugar de dejar que el sentimiento generado por no hacer aquello que el mundo te dice que «deberías» hacer, te dirija – equivocadamente – hacia el ciclo vicioso de la culpa.
¿Notas la diferencia?
Hacer las paces con tu pasado en lugar de juzgarlo.
Eso es lo único que necesitas hacer para cambiar, para mejorar.
Pruébalo.
La próxima vez que hagas algo que sientes que «no deberías» hacer o la vez que no hagas algo que sientes que «deberías» hacer.
No te juzgues.
Observa tu propio accionar con curiosidad:
«¡Interesante!» – di para ti mismo(a).
Entiende la razón por la cuál lo haces o la razón por la cuál no lo haces.
¿Que busco conseguir con esta acción?, ¿qué temo que suceda si lo hago? – pregúntate con cariño a ti mismo(a).
Sé paciente y amable contigo mismo(a).
Regálate un minuto para escuchar tus propias respuestas.
Te sorprenderás con aquello que puedes aprender acerca de ti mismo(a) al hacerlo.
Te sorprenderá también el sentimiento de aprecio que tendrás contigo mismo(a)
… y, sobre todo, lo fácil que será crear un mejor futuro cuando haces – finalmente – las, tan merecidas, paces con tu pasado.
Empieza hoy, con calma o, mejor aún, cuando estés listo(a) – sin apuros, es tu vida.