Cómo ser más constante en lo que te propones
¿Te has preguntado alguna vez cómo ser más constante?
De pronto te has emocionado por llevar un proyecto a cabo, ya sea en tu vida personal o profesional pero luego esta motivación cae y vas dejando de lado el objetivo que te habías planteado.
Ya sea emprender un negocio, remodelar la casa, tener una alimentación saludable, hacer deporte. O, perfeccionar tu inglés, mejorar tus relaciones interpersonales, ascender o algún otro proyecto:
Es importante que puedas tener la capacidad para ser más constante en lo que te propongas.
Por esa razón, quiero compartir contigo un proceso práctico de seis pasos que puedes aplicar en tu vida. Te ayudará a descubrir cómo ser más constante.
Cómo ser más constante
1. Mejorar la relación con el no resultado
Esto quiere decir encontrar cierto grado de satisfacción, paz o tranquilidad con la situación como está ahora.
Reconociendo aquellas cosas que sí van bien y entendiendo que, más allá de los cambios que podamos lograr en el futuro, eso no necesariamente va a impactar en nuestro estado emocional.
Al menos que, desde ahora, empecemos a fortalecer el hábito de agradecer por las cosas que van bien y de sentirnos satisfechos por las cosas que hemos hecho bien.
Y es que solemos creer que el día en que las cosas cambien o el día en que finalmente logremos lo que nos planteamos, entonces recién podremos sentir tranquilidad o satisfacción.
Lo cierto es que los cambios en nuestra vida pueden mejorar las cosas a nuestro alrededor. Pero sentirnos de manera diferente va a depender de cómo miramos las cosas como están ahora.
2. Entender que lograr un objetivo importante es un proceso
En líneas generales, me gusta decir que lograr una meta importante toma, en promedio, dos años.
Nos han dicho que cambiar un hábito lo podemos hacer en treinta días. Pero cuando queremos mejorar un área específica, probablemente esté compuesta por un conjunto de hábitos.
Por ejemplo, mejorar nuestra alimentación, organizar nuestro tiempo o afianzar nuestras relaciones puede ser un proceso que tome entre seis, doce o hasta veinticuatro meses.
Y hacer un negocio rentable, por ejemplo, puede tomar varios años.
Por esa razón, es importante que tengamos la perspectiva adecuada sobre el tiempo que toman las cosas. Sobre todo aquellas cosas fundamentales en nuestra vida que queremos mejorar.
3. Prioriza proyectos
En base a este entendimiento, puedes hacer un análisis y evaluar si este es un buen momento para llevar a cabo el proyecto que tienes en mente.
Por supuesto, va a ser difícil llegar a encontrar un momento perfecto para hacer las cosas, pero también es cierto que hay ciertos momentos que son más adecuados que otros.
También es verdad que si desarrollamos todos los proyectos que deseamos al mismo tiempo, es probable que compitan entre ellos, nos abrume y el tiempo no nos alcance.
Por esa razón, antes de hacer un nuevo proyecto, una prioridad, identifica cuáles son esos otros proyectos que ya tienes encaminados y que de pronto podrías potenciar.
4. Reconoce tu progreso
Independientemente del proyecto en el cual decidas enfocarte, es importante entender que:
Más que un objetivo específico que queremos lograr, estamos estableciendo una dirección hacia la que queremos dirigirnos.
Es importante entender y apreciar cada paso que damos hacia esa dirección, es decir, reconocer el progreso, porque esto hace que el proceso sea más satisfactorio.
Recuerda que el noventa y nueve por ciento del tiempo vamos a estar en el proceso hacia un objetivo.
Solamente el uno por ciento de ese tiempo va a representar el logro específico del resultado. Resultado que, por cierto, una vez que logremos, probablemente nos estableceremos uno nuevo.
Por esa razón, además de reconocer el progreso, debemos evitar compararnos con el camino que nos falta recorrer. Si lo hacemos siempre sentiremos que estamos atrás.
Es mejor mirar cuánto hemos avanzado, entonces sentiremos mayor satisfacción y eso nos impulsará a seguir avanzando.
5. Establece el tipo de meta correcta
Hay tres tipos de metas: metas de tiempo, metas de actividades y metas de resultados.
Dependiendo del nivel de experiencia que tengamos en un proyecto, una de ellas es más adecuada que la otra. Sin embargo, la mayoría de personas se plantean metas de resultados en todo momento.
Si es un proyecto nuevo, entonces el tipo de meta ideal es el de la dedicación de tiempo.
Esto quiere decir que en lugar de plantearte qué resultado vas a obtener en la semana o qué actividades vas a desarrollar, es mejor que te plantees el tiempo que le vas a dedicar.
Soltar la expectativa sobre qué deberías haber logrado y concentrarte y tener como único objetivo asignar tiempo y cumplir ese tiempo dedicado te va a ayudar a progresar de manera importante.
Pues en ese tiempo vas a ir entendiendo poco a poco lo que se requiere, lo que funciona y lo que no.
Si es un proyecto en el que ya has conseguido resultados positivos en el pasado, entonces puedes establecer metas de tiempo, pero también tener metas sobre las actividades que quieres realizar a lo largo de ese tiempo.
Sé cuidadoso(a) con no asignar demasiadas actividades al mismo tiempo. Es probable que las actividades que te gustaría hacer en una semana requieran al menos un mes de tiempo.
Si es un proyecto en el que ya estás teniendo resultados y lo que quieres es mejorar la eficiencia, entonces, el objetivo te lo puedes plantear en términos de resultados.
Debido a que ya tienes cierta consistencia de tiempo y ya conoces las actividades que debes desarrollar.
Entonces puedes definir un objetivo de resultado. Una meta suficientemente grande para que sea retador, pero suficientemente conservador para que sea alcanzable.
Sé consciente de tu nivel de experiencia en el proyecto en el cual estás desarrollando y asna las metas adecuadas en base a ello.
6. Enfócate en analizar la información que genera la acción
En este proceso de crecimiento es vital que conforme realices actividades, analices la información que aparece.
Y es que siempre que tomes una acción obtendrás información.
Trata de no ver las cosas como negativas o positivas. Míralas como información. Identifícalo como una acción genera una reacción o una causa tiene un efecto.
En lugar de enfocarte en la «C» de crítica, ya sea hacia ti o hacia tu progreso. Mejor enfócate en la «C de curiosidad.
Mira el proceso con curiosidad. Di, por ejemplo, «cuando llego agotado o agotada del trabajo y no tengo a la mano el documento de mi tesis, me cuesta avanzar».
Cuando estoy en una reunión y hay una persona de mayor cargo, siento nervios al exponer mi idea. O, cuando bloqueo un espacio en mi agenda para avanzar en mi proyecto, noto que puedo progresar más.
Una vez que observas lo que ocurre sin juzgarlo y lo ves como información valiosa para tu siguiente paso, entonces puedes preguntarte:
¿Cómo me gustaría que sea la próxima vez?, ¿qué obstáculo es el que debo superar para que sea así? O, ¿qué acción debo repetir para que siga siendo así?
En ambos casos, esto te ayudará a mantenerte en movimiento.
Y es ese movimiento, tanto a través de la asignación de tiempo como de las acciones que va realizando, los que te va encaminando poco a poco hacia ese objetivo que quieres alcanzar.
Aplica las herramientas de estos seis pasos en tus proyectos. Descubrirás cómo ser más constante y empezarás a ver los resultados.
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