Con el tiempo aprendí que es mejor fracasar en la vida real intentando lograr algo importante que fracasar en mi mente escondiéndome de la vergüenza, del qué dirán o del fracaso mismo.

Aprendí que es mejor perder habiendo tomado acción que perder sin haberlo intentado.

Aprendí que quien no camina no se cae, pero tampoco avanza.

Aprendí que para lograr lo que queremos en la vida, debemos estar dispuestos a fracasar, a tomar acción, a caminar y a seguir caminando, incluso cuando nadie nos mira, nos aplauda o nos de aliento.

Y es que al final… nuestra vida, nuestro futuro, nuestra familia y nuestras próximas generaciones dependerán de lo que hoy nosotros tengamos el coraje de hacer.

No dejemos que las circunstancias, los miedos, las limitaciones, las críticas ni los fracasos previos nos limiten.

Sigamos hacia adelante amigos, esto recién empieza.