El Diario de Victorias: Un simple hábito para crecer en la vida
Para entender el concepto del Diario de Victorias, primero es importante que conozcas la razón por la cual lo creé.
La razón nace a partir de mi interés en entender la manera en que funciona la psicología humana. Particularmente, sobre cuáles son los obstáculos detrás de nuestro intento fallido de crear cambios importantes en nuestra vida.
Especialmente porque, de alguna manera u otra, todos queremos cambiar.
Todos queremos conseguir mejores resultados en nuestra vida, tanto personal como profesional.
Nos esforzamos constantemente para hacer de esos resultados una realidad. Sin embargo, no siempre logramos los objetivos que queremos.
El descubrimiento que me permitió entender la psicología humana
Durante este año, me he dado cuenta que si podemos entender de mejor manera nuestra propia psicología entonces tal vez podamos influir en ella de una manera que nos ayude a conseguir estos objetivos.
Por esa razón me embarqué en un viaje de entendimiento en el que descubrí algo interesante que me remonta a la época de la universidad.
Ahí, en la universidad, tenía un amigo que siempre sacaba buenas notas– de hecho un muy buenas notas (18 de 20) – pero había algo particular en su manera de pensar.
Cuando le preguntaba cuánto había sacado, me decía esto:
“Saqué 18 y eso que no estudié”.
Y eso llamó mi atención, por lo que varias de mis conferencias de este año le pregunté a los participantes si habían tenido un amigo así en la universidad.
Todos me decían que sí.
Con el tiempo noté que esto sucedía también en las demás áreas de nuestras vidas.
Veía a personas que lucían físicamente mejor (con más energía y en un peso saludable) a lo que naturalmente les preguntaba:
¿Estás haciendo dieta?
“No, no.. sigo comiendo igual. No me gustan las dietas” – decían.
O les preguntaba:
¿Estás yendo al gimnasio o haciendo ejercicio?
A lo que respondían:
“No, bueno solo un poco – pero antes, ahora ya no”.
Sin embargo, cuando verificaba la realidad me daba cuenta que – sí:
- Dejaron de comer comida rápida
- Salían a correr dos o tres veces por semana
- Estudiaron fuertemente para el examen
…pero no lo quieren aceptar.
“¿Por qué?” – me empecé a preguntar.
Esto fue lo que entendí
Luego de reflexionar sobre lo que estaba pasando, me di cuenta que lo que sucedía: tenían miedo.
Me di cuenta que todos tenemos miedo.
Que muy en lo profundo de nosotros, sentimos temor de aceptar que nos esforzamos para conseguir aquello que es importante para nosotros.
¿Por qué?
Porque tenemos miedo de fallar.
Tenemos miedo de decirle al mundo:
“Oye, realmente sí quiero esto y estoy haciendo mi mayor esfuerzo para conseguirlo”
Lo hacemos porque sentimos que si no logramos conseguir la “nota” perfecta, entonces habremos fracasado.
Para evitar sentir esa sensación de fracaso – o incluso la sola posibilidad del mismo – preferimos decir que nunca nos importó el resultado.
Porque claro:
Si has sacado un 18 sin haber estudiado, debes ser increíble – tan “naturalmente” bueno que obtienes buenos resultados sin siquiera intentarlo.
¿Verdad?
Así es como puedes tener la posibilidad de “ganar” sin la necesidad de arriesgarte a fracasar – evitando así que quienes tienes alrededor vean que has fracasado.
El costo de no comprometerte con tus objetivos
Hace un tiempo hablaba con una chica que nadaba profesionalmente – lo hacía hace ya varios años y, de hecho, era muy buena en ello.
Le estaba contado sobre este concepto y me dijo que había descubierto algo importante.
“Me he dado cuenta que en los campeonatos no estoy dando todo de mi”.
¿Por qué? – le pregunté.
“Porque si doy todo de mi y no gano, entonces significa que he fracasado. Pero si tengo este extra [de capacidad, de esfuerzo y/o talento] que no uso entonces tengo mi excusa perfecta – mi razón perfecta – de por qué no gané”. – continuó.
Y lo mismo es lo que nos pasa a cada uno de nosotros.
Cuando no conseguimos lo resultados que deseamos decimos que no es porque no pudiéramos sino que – no:
- Estudiamos de verdad
- Estábamos haciendo dieta
- Dimos todo de nosotros
Básicamente, fue porque “no nos importaba realmente”.
Verás, cuando se trata de comprometernos con lo que queremos en la vida también debemos comprometernos con las acciones que requerirá conseguirlo.
Es tan simple, pero si no lo hacemos – si no le decimos al mundo:
“Yo quiero eso y estoy haciendo todo aquello que está en mi poder para conseguirlo”
Entonces nuestra mente – nuestra psicología – se asegurará de que no demos todo de nosotros y, como consecuencia, no conseguiremos los resultados que queremos.
Necesitamos entender que:
Una “nota” perfecta jamás se trata del resultado sino del compromiso – del esfuerzo que hagamos para conseguirlo.
Y ese “esfuerzo perfecto” no es otra cosa que dar todo de nosotros mismos.
Cuando entendemos esto podemos, finalmente, comprometernos al cien por ciento y conseguir así nuestra mejor – no la perfecta sino la mejor – nota en la vida.
Porque la verdad, aunque no se diga muy seguido – no está mal:
- Hacer dieta cuando queremos bajar de peso.
- Estudiar 24, 48 o 72 horas para sacar una buena nota.
- Practicar un discurso que quieres que salga bien unas tres o cuatro veces.
No solo no está mal sino que es absolutamente necesario.
¿Por qué te estoy diciendo todo esto?
Lo que realmente se necesita para alcanzar tus objetivos: un Diario de Victorias
Porque es fácil engañarnos a nosotros mismos y creer que podemos conseguir lo que queremos sin esfuerzo – haciendo solo las cosas cómodas, seguras o certeras.
Es importante que entendamos que para conseguir cualquier cosa que queremos en la vida necesitamos coraje.
No confianza sino coraje.
Coraje significa hacer las cosas que necesitamos hacer incluso si:
- No sentimos las ganas de hacerlas
- Sentimos nervios con solo pensarlas
- No sabemos si darán los resultados deseados
Y es que para pasar de donde estamos a donde queremos estar siempre debemos cruzar un puente – el puente de la incomodidad, como yo lo llamo.
El puente de la incomodidad es la separación inevitable que existe entre lo que tenemos y cualquier cosa que queremos tener en la vida.
Debajo de ese puente están las 3I’s.
- La incomodidad: lo que no tenemos ganas de hacer pero es importante que hagamos.
- La inseguridad: todo aquello que nos da miedo o nervios hacer pero es necesario que hagamos.
- La incertidumbre: lo que podría no resultar pero vale la pena intentar.
La única forma de cruzar ese puente es a través del coraje.
De hecho, todo crecimiento en la vida lo requiere.
Requiere de un coraje diario que te lleva, cada día, a hacer acciones de coraje que te incomodan, te atemoricen o sean inciertas – ya sean grandes o pequeñas.
Acciones de coraje como:
- Tender tu cama al despertar
- Pedirle disculpas a tu pareja
- Decirle a tus padres que los amas
- Comer una ensalada en lugar de arroz
- Organizar tus documentos
- Decirle lo que te incomoda a tu jefe
- Pedir ese aumento salarial
- Sentarte a planificar tu semana
- Despedir a una persona de tu empresa
- Delegar funciones operativas
Cualquiera que sea la acción, esta es una verdad absoluta.
Una acción de coraje al día por treinta días transforma nuestra vida.
Por eso, cada día debes preguntarte:
¿Qué es algo que no tengo ganas de hacer pero es importante que haga?
Luego, hacerlo.
Y es que si sentimos comodidad al hacer algo es porque ya lo hemos hecho antes. Por ende, si lo repetimos nos dará los mismos resultados.
El reto está en que, como seres humanos, tendemos a ir hacia lo conocido, lo cómodo y lo certero.
Por esa razón, debemos asegurarnos que – al menos una vez al día – hagamos algo que nos incomoda.
Una incomodidad que refleje lo que es relevante en este momento de tu vida, en lugar de estancarte únicamente en la incomodidad del pasado.
Tal vez en un momento de tu vida lo incómodo era – por ejemplo – hacer algo diferente, tener nuevas ideas y emprender algo innovador.
Ahora que ya tienes una emprendimiento que genera cien mil dólares al año, tal vez lo que necesitas hacer es empezar a estandarizar procesos, enfocarte en un solo servicio y escalarlo.
O tal vez tienes una empresa que factura un millón de dólares al año y lo que realmente necesitas es innovar, incursionar en medios digital y rediseñar procesos.
De la misma forma, tal vez un día lo incómodo haya sido simplemente ponerte de pie y hacer algo – ponerte en acción, pues llevabas meses desmotivado.
Pero ahora, ir de un lado a otro haciendo cosas es lo cómodo y lo que requieres es mas bien detenerte treinta minutos por la mañana para planificar – o simplemente disfrutar.
–
Míralo de esta forma:
Lo incómodo del pasado suele representar lo cómodo del presente.
Por esa razón, más que continuar haciendo lo que antes era incómodo – enfócate en realizar aquellas acciones que requieren de coraje hoy.
Y, sobre todo, aléjate de cualquier acción que – aunque incómoda – en lugar de ayudarte a crecer, te estanca.
Esas acciones no son de coraje sino de cobardía.
- No decir lo que realmente piensas en una reunión de directorio, por ejemplo, podría hacerte sentir incómodo pero no te ayuda a crecer.
- De igual modo, gritarle a una persona para hacerle saber lo que hizo mal no es coraje – eso se llama impulsividad.
Coraje sería decírselo calmadamente.
Por ello, recuérdalo siempre:
Las verdaderas acciones de coraje son las que te ayudan a crecer como persona y como profesional.
Y eso es, precisamente, lo que quiero para ti durante este año que inicia.
Por ello, he decidido denominar este 2018 como el año del coraje.
El Diario de Victorias: un simple hábito para crecer en la vida
Un año en el que cada día tenemos el coraje de realizar un acción que, aunque incómoda, nos permite conseguir victorias que nos acercan a aquello que es importante para nosotros.
Piénsalo:
¿Cuánto más podrías crecer con trescientas sesenta acciones de coraje?
¿Dónde podría estar si cada día consiguieras una victoria que te moviera hacia adelante?
Yo te diré lo que conseguirás:
- Sentirás orgullo de ti mismo(a), al lograr una victoria que– aunque difícil – encontraste la forma de lograrla.
- Esa satisfacción sobre tu progreso te permitirá sentirte agradecido(a) por lo que tienes en tu vida en este momento.
- Ambos, tu satisfacción y tu gratitud te dará la posibilidad de ver el futuro con entusiasmo – lo cual te inspirará a realizar una nueva acción de coraje.
Viviendo así, en el Círculo de Crecimiento a través del Diario de Victorias.
Una manera de vivir en la que cada día es un día victorioso. No porque lograste todo lo que querías sino porque tuviste el coraje de intentarlo.
Si estás comprometido con empezar a vivir de esta forma este nuevo año, entonces esto es lo único que te pido que hagas:
1.Regístrate al Diario de Victorias aquí: diariodevictorias.com (es una plataforma 100% gratuita que te ayudará a registrar diariamente tus victorias).
2.Escribe en tu plataforma una acción de coraje que realizarás el día de mañana. Luego, al realizarla, comparte tu victoria (al compartirla inspirar a más personas que lo hagan también).
3.Envíale este artículo a una persona a la que le serviría hacer del 2018 su año de coraje. También puedes compartirlo en tus redes sociales, si así lo prefieres.
Hagamos juntos de este 2018, el año del coraje.
¡Nos vemos pronto!
Un abrazo,
Nelson