Años atrás, durante una conferencia sobre cómo elevar la productividad y reducir el estrés laboral, el expositor mencionaba la importancia del sueño.
Comentaba que debíamos dormir al menos siete horas al día y que tenía que ser durante la noche, pues el cuerpo descansa mejor de esa manera.
Frente a esta recomendación un asistente levantó la mano y preguntó:
“Yo, por temas de trabajo, debo dormir durante el día pues tengo turno nocturno. ¿Qué puedo hacer en mi caso?”
El expositor respondió:
“Cambiarte de trabajo”.
Probablemente, la respuesta no generó satisfacción en el asistente y – en su mente – generó todo tipo de justificaciones de por qué eso no sería posible.
Sin embargo, no importa lo que él pensara – o dijera – probablemente la respuesta del expositor no cambiaría.
En la vida, con frecuencia hacemos preguntas esperando obtener una respuesta que calce con lo que deseamos escuchar.
Queremos respuestas que se adapten a nuestro estilo de vida, en lugar de modificar nuestra manera de comportarnos en base a las respuestas que nos dan.
Reflexiona sobre las áreas en las que hacemos esto:
En la salud, cuando el nutricionista nos dice que debemos dejar de comer cierto alimento, nuestra pregunta suele ser “¿para siempre?”.
La respuesta que no queremos escuchar es “sí, para siempre”.
Nos gustaría que nos digan – y, lamentablemente en muchos casos lo hacen – “bueno, solo por un tiempo”.
Nos pasa lo mismo en las finanzas cuando hacemos nuestros cálculos y sabemos que debemos reducir costos gastos y pensamos que “podemos verlo más adelante”.
Hay respuestas que debemos empezar a escuchar – y aplicar – pero que son, precisamente, las que menos queremos escuchar y que, si nos la dicen, buscamos cambiar de “doctor” en lugar de cambiar nosotros.
Necesitamos personas en nuestras vidas que no estén dispuestas a cambiar sus respuestas para hacernos “felices”.
Por el contrario, que las mantengan firmes para hacernos crecer.
Como consultor, he aprendido a ser una de esas personas porque creo que es la mejor manera de servir a mis clientes.
De hecho, muchas veces, prefiero cambiar de cliente que de respuesta.
En tu vida, ¿cuál es una respuesta que es momento de aprender a escuchar?
Deja una respuesta