Lecciones de una clase en Harvard
El año pasado en Marzo llevé un programa de actualización, especializado en el Liderazgo de Firmas de Servicios Profesionales en Harvard.
Fue una experiencia de aprendizaje enriquecedora, pues volví a sentir la emoción de prepararme para una clase, participar y compartir con compañeros.
Recuerdo que uno de mis objetivos, cuando estudiaba universidad, era que el profesor recordara mi nombre desde la primera clase.
Podría sonar extraño, pero siempre he creído que es importante destacar y diferenciarse. Hoy, a nivel profesional, es aún más importante ser memorable.
Lecciones de una clase en Harvard
En el programa de HBS, no podría ser diferente. Para lograrlo, hice lo siguiente:
- Separé en mi agenda el tiempo para leer los casos con semanas de anticipación. De esta forma podía llegar preparado a cada sesión.
- Investigué los perfiles de los participantes para identificar puntos en común o áreas de posible interés mutuo.
- Levanté la mano para participar y correr el riesgo de equivocarme. Sin riesgo, no hay crecimiento.
- Agregué a LinkedIn a los(as) compañeros(as) con los que más interactuaba en cada clase con un breve mensaje de saludo.
- Me ofrecí para crear el grupo en LinkedIn en el que todos podíamos mantener contacto, lo cual me permitió conectar con el 70% de la clase.
- Ofrecí mi apoyo cada vez que escuchaba un comentario de quién podía ayudar, por ejemplo alguien deseando abrir mercado en Perú.
- Le mandé un correo de agradecimiento al profesor que más me inspiró, a partir de ahí hemos conversado más.
- Organicé el reencuentro anual, invité a varias personas a participar e incluso convoqué la participación de un profesor.
Además de haber disfrutado el proceso, estas acciones me han permitido abrir oportunidades importantes con profesionales de Singapore, Estados Unidos, México y Alemania.
Lo interesante es que no soy la persona sociable que alguien imaginaría. De hecho, son mas bien tímido, introvertido y analítico. Los pocos amigos que hice en el colegio y la universidad dan fe de ello.
Sin embargo, he encontrado la manera – y el coraje – para realizar ciertas acciones que me permitan abrir nuevas posibilidades.
Creo que es un proceso de mejora constante y, por supuesto, nunca es tarde para empezar o, si iniciaste, dar el siguiente paso.
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