En algún momento de nuestra vida escolar, como adolescentes o como adultos, hemos tenido un amigo al que cuando le preguntábamos “¿Cuánto sacaste?”, respondía “17 y eso que no estudié”. Pero lo cierto, es que, si se había preparado muy bien, había estudiado. Lo que pasa es que hay personas que no reconocen el esfuerzo con el que logran las cosas, pues le dan mayor importancia a lo que sale de manera natural, si es algo que les nace, algo para lo cual tienen la habilidad innata.

Pero las personas exitosas, lo son porque tienen habilidades naturales para ellos ¿No?

Es afirmación no es correcta. Lo más sorprendente y curioso, es que cuando se analizan a las personas exitosas, podemos observar que para ellos no es natural hablar en público (aunque pueda parecer que sí), no fue natural en ellos conectar con las personas (aunque se pueda percibir una gran empatía por parte de ellos), que no fue natural ser disciplinados (aunque tengan la apariencia de ser los más ordenados y metódicos), dominar todas estas habilidades requirieron de un gran esfuerzo de su parte.

Hay que comprender que está bien esforzarse, que está bien desvelarse una noche para poder obtener una buena calificación. Está bien intentar una y otra vez algo, para eventualmente poder conseguirlo. Pero no es posible esforzarnos una y otra vez, hasta que realmente, no nos comprometamos con el resultado.

¿Esfuerzo y compromiso van de la mano?

Hay que tener presente, que ese compromiso con el resultado, es tener la capacidad de aceptar también el fracaso. Hoy en día muchas personas dejan de comprometerse con algo, para evitar arriesgarse al fracaso y de paso evitar que otros puedan enterarse de que fracasaron.

Cuando uno le pregunta a alguien si quiere algo, casi siempre la respuesta es “bueno podría ser”, “estoy viendo”, “voy a ver si funciona” … esto sucede, porque si dicen abiertamente “lo quiero conseguir”, activan la posibilidad del fracaso. Precipita que alguna persona se le acerque y le pregunte “¿Cómo te fue?, me dijiste que lo querías, me dijiste que ibas a poner todo el esfuerzo, ¿Cómo resultó todo?…

Pero lo cierto es que para muchas personas es difícil asumir la posibilidad de decir, “la verdad es que no me salió bien” … pero no es hasta el momento que decimos “lo quiero, aunque no pueda hacerlo” cuando realmente nos comprometemos e intentamos hacer las cosas una y otra vez. Pues, es esa repetición de hacer lo no podemos, constantemente, lo que finalmente nos lleva a poder.

¿Qué necesitamos para ser Exitosos?

Para lograr esto, necesitamos que nuestro compromiso, sea mayor que nuestra comodidad; que nuestro compromiso por el éxito, sea mayor que el temor a la posibilidad de fracasar. Hay que internalizar, que está bien no hacerlo de manera correcta la primera vez, que está bien no hacerlo de la mejor manera la primera vez.

Por ejemplo, se ha hecho una charla informativa 48 veces, cada vez que se hace, se ve que se puede mejorar. La charla número 1 no fue tan buena, pero a medida que se ha avanzado en el tiempo y se ha repetido, se ha logrado mejorar cada vez. Pero es esa consistencia de encontrar en lo ordinario lo extraordinario, de innovar hacia adentro, de hacer lo mismo un poco mejor cada vez, mantener la constancia y el enfoque, lo que finalmente da resultado en la vida.

Es por eso que te invitamos a que te comprometas con aquello que quieras o desees, que actives la posibilidad de fracasar, ya que de esta manera podrás activar la posibilidad de tener éxito. Que seas constante en aquello que haces, pero sobre todo que reconozcas que está bien esforzarse, que está bien ponerle mucho empeño a aquello que quieres en la vida.

 

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Recuerda…

Necesitamos que nuestro compromiso sea mayor, que nuestra comodidad; que nuestro compromiso por el éxito, sea mayor que el temor a la posibilidad de fracasar…

Nelson Portugal, Consultor de Desarrollo Personal