¿Recuerdas?
Recuerdo cuando mi madre y yo nos hospedábamos en el hostal «El Dragón», ése que queda en la Av. Petit Thouars – a cinco cuadras de la avenida Javier Prado.
Nos habíamos mudado a Piura hace algunos años y regresábamos a Lima por su trabajo: ella trabajabas y yo la acompañaba.
Recuerdo que dejábamos nuestras cosas en el hostal temprano por la mañana aunque nuestro bus de regreso saliera en la noche con tal de ahorrar dinero.
Recuerda, recuerda más seguido
Al frente del hostal había un café en el que vendían desayunos.
En aquel entonces todavía comía carne. Recuerdo que pedía un pan con pavo y pedía un pan adicional para comer dos sin tener que pagar doble porque tenía un precio alto.
No vivíamos mal, en lo absoluto.
Simplemente habían algunas comodidades adicionales que en ése momento no podíamos disfrutar.
Hoy podemos mirar la carta de un restaurante y pedir aquello que realmente queremos comer y no solo lo que podemos pagar.
Hoy podemos quedarnos en un hotel, en lugar de un hostal y podemos pagar una noche extra con tal de tener una mayor comodidad.
No son grandes lujos, lo sé.
Lo curioso es que no importa lo que tengamos en nuestras vidas, el simple hecho de tenerlo hace que pierda valor ante nuestros ojos.
Si no me crees mira lo que en este momento es parte de tu vida: ése carro, ésa casa, ésa pareja, ése trabajo, ése negocio, ésa habilidad.
Es importante para ti, pero sueles olvidarlo.
Sueles quitarle el brillo a los lujos de tu vida al perderte entre aquello que aún no tienes, aquello que hiciste mal, aquello que va mal, aquello, aquello que no quieres.
Lo haces porque es inevitable que tu mente se acostumbre rápidamente a aquello que ya tienes en este momento en tu vida.
Todos lo hacemos.
Y todos tenemos que dejar de hacerlo.
Todos tenemos que dejar de olvidar y empezar a recordar.
Recordar cuál fue nuestro punto de partida, recordar qué no teníamos antes que ahora ya es parte de nuestra vida, recordar aquella libertad de la cual ahora disfrutamos que antes no podíamos.
¿Recuerdas?
Por un momento olvida aquello que todavía no tienes y recuerda todo lo que ya te rodea.
Recuerda aquella comodidad que antes no podías darte, aquella persona con la cual no podías disfrutar de una conversación o de una risa, aquel amigo que no tenías.
Ésa es la única forma de disfrutar, apreciar y querer lo que ya tenemos con la misma intensidad como lo queríamos antes de tenerlo.
Ésa es la única forma de tener la satisfacción, la emoción y la motivación de seguir avanzando y continuar creciendo en nuestras vidas.
¿Recuerdas?
Recuerda.
Recuerda más seguido.
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